Otiñano

Enclavado en el valle de la Berrueza, aunque administrativamente pertenece a Torralba del Río, está situado al oeste de Navarra y muy próximo a la provincia de Álava.

Otiñano fue lugar de señorío nobiliario, y perteneció a la Berrueza hasta 1456. Pocos años después la princesa Leonor entregó todo su término municipal a Torralba del Río. En el momento del traspaso se encontraba despoblado y en el acuerdo se estableció como condición que aunque el pueblo volviera a poblarse, cosa que sucedió, sus vecinos estarían siempre sometidos a la jurisdicción de la localidad vecina.

Parroquia de San Martín

El origen de este templo es del período románico a juzgar por el capitel que se aprovecha en el pórtico y la pila bautismal si bien posteriormente, tanto en el siglo XVI como en el sigoo XVII, se verificaron importantes obras que modificaron su aspecto primitivo. Las del siglo XVI afectaron principalmente a la cubierta mientras que en la centuria siguientes se añadió el crucero, la capilla mayor y otra capilla en el lado del evangelio. Estas obras fueron ejecutadas entre 1673 y 1680 por Juan de Lamier, cantero de Torraba del Río, mientras que la tasación corrió a cargo de Fernando Retana, residente en la casa real de Irache. Toda esta serie de obras han dado como resultado a una iglesia de nace única con dos tramos desiguales más crucero y cabecera recta que resulta pequeña en el conjunto del templo. Los dos tramos de la nave se cubren con bóvedas del siglo XVI, nervadas de terceletes sobre el tramo de los pies y crucería simple en el tramo siguiente, en ambos casos arrancando los nervios de ménsulas con bolas de arista y los brazos del mismo y la cabecera con una bóveda de medio cañón con lunetos, todo ello obra del siglo XVII. Esta misma cubrición ofrece a la capilla rectangular abierta al segundo tramo por el lado del evangelio. A los pies del templo se levanta el coro sostenido por un arco rebajado con clave decorada del siglo XVI. La sacristía, una estancia rectangular adosada a la cabecera por detrás y que se prolonga por el lado del evangelio, carece de toda nota estilística.

En los exteriores se emplea tanto el sillar como el sillarejo, siendo del primer material la nave y el crucero; por el contrario, en la cabecera se utiliza el segundo. La entrada al templo, consistente en un simple arco rebajado, se abre a los pies por el lado de la epístola y ante ella se extiende un pórtico adintelado que descansa en dos columnas, una de las cuales aprovecha un capitel románico, figurando cabezas, rudas de labra. Rodea este lado la epístola hasta el crucero una lonja con pirámides y bolas, características del siglo XVII. Del mismo momento y con pureza herreriana se levanta la torre a los pies sobre la propia nave; consta de un cuerpo de campanas con medios puntos en sus frentes y remate de cúpula con pirámides y bolas.

Arquitectura civil

Una de las casas del pueblo ostenta un escudo barroco de comienzos del siglo XVIII, con mascaron inferior, entre leones y niños y yelmo por timbre, enriquecido por abundante follaje de buen tratamiento. Es partido con árbol y animal rampante y orla de conchas en el primero, y el segundo cortado, con animal rampante superior y castillo inferior. Otro de los escudos con los que cuenta el pueblo es neoclásico, fechado en 1818, y timbrado por yelmo; el campo terciado por banda engolada con cabeza de dragón entre tau y flor de lis. La leyenda especifica que son las ARMAS DE LOS MAEZTU. Finalmente, mencionar la casa llamada del Obispo, construida en neoclásico en el siglo XIX, con un parámetro central de sillería coronado por frontón con óculo. Consta de dos cuerpos vanos rectos, en el segundo de los cuales se localiza una hornacina con el busto de Ramón Fernández de Piérola, obiscpo de La Habana, Ávila y Vitoria, muerto en 1904.